Si nos empeñamos en encontrar algo positivo en las desgracias seguro que los encontramos, por ejemplo, esta pandemia entre otras cosas nos obliga a volver a practicar las relaciones interpersonales directas en el entorno familiar. Las relaciones familiares estaban en horas bajas a pesar de ser una necesidad humana fundamental ya que sirven para crear lazos afectivos profundos que inciden directamente en nuestro grado de satisfacción personal y felicidad.
No sé cómo viviría el filósofo Sartre este confinamiento después de afirmar que “el infierno son los otros”. Seguro que más de uno estuvimos de acuerdo con él en algún momento de nuestra vida y mucho más ahora que las excepcionales medidas de seguridad nos obligan a vivir confinados en una especie de gran hermano, con la ingrata particularidad de que no se puede expulsar a nadie.
No tener tiempo era la excusa perfecta para justificar un cierto distanciamiento afectivo de nuestras parejas, hijos, padres y compañeros de piso. De la noche a la mañana esta causa se esfumó dejándonos cara a cara con una situación nueva y a veces desconcertante.
Como dijo el Papa Francisco el pasado domingo en la entrevista de Jordi Évole, se ha «tercializado la convivencia” y ahora cuando toca volver a las relaciones analógicas surgen muchos problemas, la mayoría por dificultad de comunicación.
Las destrezas de inteligencia emocional y de comunicación como la asertividad, la empatía y la escucha activa son los antídotos más efectivos contra el virus de la comunicación tóxica, por lo tanto si sientes algunos de estos síntomas probablemente puede que seas portador del virus de la falta de entendimiento.
Ojo a los síntomas:
Si presentas uno o más de estos síntomas te aconsejo que no vayas a un centro de salud puesto que ya están demasiado ocupados y desbordados, mejor acude a un coach, de preferencia que sea un experto en comunicación interpersonal y en resolución de conflictos y, que además estos días trabaje online desde casa. ¿Conoces alguno? 😉
Diseño mis formaciones basándome en mi vivencia con las herramientas de la Inteligencia Emocional y en más de 20 años de experiencia artística en los escenarios nacionales e internacionales.
Utilizo diferentes estímulos para enseñar, porque según los últimos avances de la neurociencia el dinamismo, el entretenimiento y la expectación en el aula, generan que los neurotransmisores segreguen hormonas motivacionales en el cerebro, como la dopamina y la oxitocina, que favorecen el aprendizaje y el recuerdo. Es decir que, cuando disfrutamos en la fase de aprendizaje, mejoramos el rendimiento y la memorabilidad.
Tengo la suerte de que, aparte de recién casado (no me ha dado tiempo a pensar en divorcio, a pesar de corona virus jajaja), es una experta en gestión emocional y eso nos ayuda mucho a tener una buena comunicación asertiva y comprendernos mutuamente, algo que venimos practicando desde que nos conocimos…. soy afortunado!
Eso es Ivan, al final lo que llaman habilidades blandas son las más poderosas para la buena comunicación. Saludos